Mi amigo Antonio todos los veranos se transforma en El Nómada, una especie de superhéroe del siglo XXI en continua lucha contra el Capitalismo, que tanto mal ha hecho a la Humanidad. En una de sus últimas entregas blogueras (http://nomadaencarvalhal.wordpress.com/2010/08/08/de-gestos-y-decadencia/) critica a Starbucks, para él uno de los símbolos más detestables del imperialismo yanki y de este sistema económico.
Mi amigo Rafa recordará un café solo que tomamos hace muchos años en Praga, capital de una Checoslovaquia que luchaba por liberarse de las últimas cadenas que la unían a un comunismo que, al parecer, sólo deseaban los que vivían en occidente y no habían tenido la oportunidad de "disfrutarlo". Era un café negro, seguramente el café solo más fuerte que he tomado en mi vida, con posos, muy de puchero, tomado para desayunar en la barra de un bar de un barrio de Praga que desgraciadamente ya no puedo recordar. Sin duda, una muestra más de la escasez que vivían en aquellos años postcomunistas los checos.
Hace un año, en una Sevilla que superaba los 40 grados a la sombra a las 4 de tarde, El Nómada pisó por primera vez un Starbucks, no sin antes oponer cierta resistencia y mascullar en hebreo unas palabras imposibles de reproducir en este blog.
Pedimos nuestros moccas, frapuccinos,..., y nos acomodamos en la planta superior, en unos mullidos "sofales", disfrutando del aire acondionado, del wi-fi y de unos servicios limpios con acceso exclusivo para los que habíamos consumidos algo en el local. Allí permanecimos al menos una hora, tiempo en el que alguno/a echó una cabezadita, otros hicieron fotos con el móvil y El Nómada nos recordaba su época en la que nunca salía de casa sin su pequeño Libro Rojo de Mao, lo más cool del momento.
En ningún momento pensé que tomarme allí un frapucciono fresquito mientras me quitaba del horroroso calor sevillano y descansaba mis sufridos pies significaba un apoyo a las políticas del imperialismo yanki o al capitalismo que nos ha traído estos lodos. Simplemente era hacer tiempo en un sitio agradable y fresquito hasta que marchásemos al estadio a ver al autor de "Born in the USA".
Todo esto viene a cuento después de leer al Nómada el domingo por la noche, justo unas horas más tarde de haber disfrutado de un café mocca en el Starbucks que hay justo al lado de la Antiga Confeitaria de Belém, donde sirven los mejores pastéis de nata de Lisboa. ¿Que el Starbucks es caro? Depende de lo que pidas. Si te tomas un magdalena, que ellos llaman muffin, pues sí, es caro, pero si te pides un capuccino, te cobran 2,40€, lo que no me parece nada caro si te lo estás tomando en la estación de Rossio lisboeta, frente a la Catedral de Sevilla, en la Plaza de Callao, junto a la Opera de París,..., porque si algo tienen estos "estarbucks" es que están situados en los mejores sitios. Además, ¿cuánto vale un capuccino en El Café de Indias que hay junto al STRASS de Badajoz?.