viernes, 24 de octubre de 2008

Cuando la realidad supera a la ficción

El Ruben y la Jessi, el Ogro de las Drogas, el Hijo Violento, la socorrista de la he liao parda,..., muchas veces es difícil distinguir quién es el real y cuál es el personaje de ficción, y para muestra, unos botones.













jueves, 23 de octubre de 2008

El País

"El Real Madrid goleó anoche, por 6-1, al Anderlecht, belga, en partido de vuelta de los octavos de final de la Copa de la UEFA, y se clasificó para la siguiente ronda de la competición. El conjunto madridista, único representante español en los torneos europeos de clubes de fútbol, hizo una auténtica exhibición de juego y remontó el 0-3 desfavorable del encuentro de ida. El equipo belga incurrió en un exceso de confianza y no marcó de cerca a los jugadores madridistas, por lo que éstos pudieron practicar un fútbol brillante, algo nada habitual en estos tiempos. El Madrid llegó al descanso con 4-1, un resultado que clasificaba al Anderlecht por el valor doble de los goles en campo ajeno. Pero a los cuatro minutos de la segunda parte ya había establecido el 6-1 definitivo. Butragueño, que aparece en la imagen, fue la estrella de un conjunto que devolvió a los aficionados el gran espectáculo futbolístico. El Buitre marcó tres goles y dio dos más a Valdano. El primer tanto de la noche lo consiguió Sanchis".

Esto ocurría un 12 de diciembre de 1984. Yo, como la mayoría de los españoles, lo "vimos" por la radio, ya que Televisión Española no lo emitió en directo. Sólo 80.000 personas pudieron asistir esa noche al nacimiento del MIEDO ESCENICO y a la consagración de Emilio BUTRAGUEÑO (hace unos meses compramos algo que no recuerdo en la Perfumería Butragueño que todavía existe en la calle Montera de madrid).

Además, si eras de provincias, o te espabilabas o te quedabas sin ver las fotos, sin leer la crónica o sin poder guardar un pequeño recorte, tan importante en aquellos tiempos en los que todavía desconocíamos lo que era un fichero ".pdf". El Marca y el AS se agotaban a primera hora de la mañana,así que ese día, de camino a los Maristas, fui preguntando en todos los kioskos si habían llegado, pero no tuve suerte.

Así que, en la hora del recreo, como todavía no dejaban salir del colegio, le pedí a Jesús, mi entonces profesor de literatura y que solía comprar El País, que me hiciera el favor de comprar el Marca o el AS, me daba igual, yo quería revivir lo que la noche antes había disfrutado gracias a la radio.

Tampoco hubo suerte. Me dijo que se había agotado, que quedaban el resto de periódicos generalistas: ABC, Diario 16, El País,..., así que regresé a casa sin mi ansiado ejemplar.

Recuerdo que era por la tarde, después de las seis, y salí de casa a quemar el último cartucho: un pequeño kiosko que regentaba una señora con bigote frente a uno de los parques que había cerca de mi casa. Estaba claro que no era mi día. ¿O sí? El caso es que sólo le quedaba El País, así que regresé a casa con un periódico que jamás había abierto en mis entonces quince años de vida.

Han pasado casi 24 años y puede que todavía aparezca en alguna caja o en alguna carpeta la pequeña columna que informaba sobre lo ocurrido esa noche mágica en el Bernabéu. Pero lo que todavía no ha desaparecido es esa costumbre de salir a comprar El País todos los sábados y domingos, el mes de vacaciones y en los viajes que hago al año, sobre todo cuando estoy en Madrid, cuya edición es más amplia y actualizada que la edición nacional que nos llega a los que somos de provincias.

Y si alguna vez no lo consigo, como me pasó recientemente en Andújar, en la boda de Pakino, lo primero que hice cuando me bajé del coche a regresar a Badajoz fue sacar mis 2,20 eurillos y comprarme El País en el locutorio, antes de recoger a Yako.

Para otro relato dejaré mis manías de empezar por el final, de leer los miércoles y domingos a Elvira Lindo, de buscar a J.J. Millás, de aquellos artículos de Santiago Segurola, de viajar con la imaginación todos los sábados con El Viajero, del los descubrimientos con aquel genial suplemento de los viernes de El País de las Tentaciones o de mis primeras lecturas sobre economía, empresas e ideas de negocios cuando estaba en la facultad gracias a las páginas salmón de los domingos.

Ah! Ahora mi amigo Antonio dirá, por enésima vez, ¿por qué compro un periódico de izquierdas cuando aparentemente tiro hacia la derecha?. Pues, simplemente, porque me gusta, como me sigue gustando leer las esquelas del ABC o ver las fotos de los "enlaces" de la Alta Suciedad cuando pillo un HOLA en la peluquería. ¡Uno que es así!

martes, 21 de octubre de 2008

El novio de Falete

En la madrugada del 13 de octubre, el novio de Falete simulaba su secuestro con a saber qué intenciones. En ese mismo instante, un empresario sevillano era incapaz de conciliar el sueño, pues no entendía que después de tantos años de trabajo y tantas operaciones bancarias, su banco de toda la vida le había cerrado el grifo y ni le descontaba los pagarés de sus clientes, dinero necesario para hacer frente a sus pagos, ni le ofrecía ahora el dinero que insistentemente le había puesto sobre la mesa en los últimos años de bonanza.

Al otro lado del Atlántico, un conocido directivo de un banco de inversiones, al que acababa de llevar a la quiebra, se reunía con sus amigos en una lujosa mansión para celebrar la pérdida de su trabajo y su correspondiente indemnización de más de 100 millones de dólares.

De vuelta a la península, y con el novio de Falete todavía sin dar señales de vida, una joven pareja de inmigrantes se miraban en la oscuridad del dormitorio y planificaban el regreso a su país, una vez entregado a su banco "de toda la vida" el piso que, con tanta ilusión y esfuerzo, habían adquirido hace unos años.

En ese mismo instante, la presidenta del banco de Mario Conde visualizaba la presentación de resultados de los tres primeros trimestres del año y que, como suele ser habitual en estos casos, serían los mejores de la historia de la entidad, sin contabilizar todavía el piso de la pareja anterior.

No bien había terminado la visualización de la hija del banquero, cuando varios taxistas madrileños dejaban atrás La Cibeles de Raúl o el Neptuno de Torres (¿Torres?) y daban conversación, sin saberlo, a varias jóvenes (españolas, brasileñas, rusas,...) que acababan de acostar a toda una legión de adinerados "empresarios" de la construcción que, horas antes de la desaparición del novio de Falete, habían estado reunidos en un lujoso hotel para discutir sobre el futuro del sector y las ayudas que deberían pedir al Gobierno.

No bien se había dormido, relajado y con una sonrisa dibujada en su cara, el último constructor, cuando amanecía en Sevilla y Falete despertaba sobresaltado ante la ausencia de su novio. Este, autoliberado de su autosecuestro, salía nervioso de la comisaría después de prestar declaración sobre lo sucedido esa noche. Mientras, la pareja de inmigrantes se dirigía a liquidar las cuentas pendientes con el banco de la hija del banquero, que en ese momento repasaba su "Keynote" llena de gráficos positivos sobre la evolución de "la entidad".

Una hora antes de que abriese la oficina del banco de don Mario, el empresario esperaba nervioso y disgustado la llegada de sus trabajadores para darles la noticia de que este mes sería muy difícil que pudieran cobrar sus nóminas, ya que su banco de toda vida se había negado a descontarle los pagarés de uno de esos constructores que ahora daba buena cuenta de su desayuno buffet de 25,00 euros, mientras se jactaba con sus colegas de las artes de la joven española que, unas horas antes, le había ayudado a conciliar el sueño previo pago de una cantidad, simbólica para él, pero necesaria para ella, para poder pagar el alquiler de su piso compartido y poder seguir aspirando a un futuro de Princesa donde no hubiera lugar para esas carreras nocturnas en taxi por Madrid.






jueves, 16 de octubre de 2008

Another Man's Woman

Últimamente las preocupaciones hacen que me cueste más coger el sueño. Intento "forzar sueños", pero estoy perdiendo facultades y más bien me vienen pesadillas. Anoche también me costó dormir, pero por motivos desconocidos me vino a la mente Supertramp, algo tan absurdo como esas situaciones que de vez en cuando vives en sueños y te preguntas a la mañana siguiente qué coño pintaba anoche viviendo eso.

Pues sí, Supertramp, con dos narices. Ahora recuerdo que tengo tres o cuatro discos (vinilos) de estos mozos, los dos primeros y más antiguos, heredados de Jose Mari, el primer novio de mi hermana "la mayor". Even in the quietest moments es uno de ellos y, el otro, CRISIS, WHAT CRISIS?.

La portada de este último, genial me parece a mí, la hemos utilizado mucho en los últimos años, haciendo siempre alusiones a las crisis del equipo catalán o cuando se inventaban alguna de mi Real Madrid de mis entretelas. Últimamente, esta portada ha servido para ilustrar los mails que hablaban sobre una crisis que todos empezábamos a notar hace meses, ¿todos?, bueno, todos, todos no, había un grupo de aguerridos "progresistas" que llamaban antipatriotas a todo aquel que mencionase la palabra prohibida: CRISIS.

Recuerdo que la primera vez que escuché este disco en el tocadiscos de Jose Mari, éste nos advirtió de que el quinto corte incluía "la canción de Informe Semanal". ¿De Informe Semanal?, pues sí, del Informe Semanal de la época, porque este disco es de 1975, no recuerdo si antes o después del 20-N, pero en aquel año yo tenía seis, acababa de empezar primero de EGB en los Maristas y los sábados los pasaba en casa de mis abuelos.

Recuerdo que a mi abuelo le gustaba ver "El Parte", o sea, el telediario. Su televisor tenía el VHF y el UHF y quiero recordar que era en blanco y negro, pues el color llegó primero a mi casa (esta noche he leído que llega a casa de los Alcántara). Después, mi hermana "la mayor" y yo nos sentábamos a ver los dibujos del momento, es decir, Heidi, Marco, Mazinguer Z, Orzowei (¡qué horror!, es verdad eso de que todos tenemos un pasado, que se lo digan a Enrique del Pozo que cantaba la sintonía de Orzowei), que solían durar media horita, para dar paso a Primera Sesión.

Mi abuela siempre decía que "la cinta" que iban a echar en Primera Sesión era muy buena. Daba igual que saliera John Wayne pegando tiros o Fred Astaire bailando claqué con las orejas desabrochadas, para ella siempre la cinta iba a ser muy bonita.

Pero me estoy enrollando y no llego a donde quería ir. "Another Man's Woman" era la canción de Supertramp que servía de sintonía a Informe Semanal. No sé por qué todavía cuando escucho la parte instrumental me entra como un come come, como un no sé qué, algo que me recuerda a mis abuelos, a su modesta casa de barrio, a la tortilla de patatas o francesa con tomate frito que cenábamos esas noches a la espera que que viniesen mis padres a recogernos.

No sé si esto lo leerá alguna vez mi abuelo, levantándose las gafas para leerlo mejor, y recordará esa sintonía, pero a mí me sirvió para recordar buenos momentos y quedarme dormido en una noche que a priori se presentaba difícil para conciliar el sueño.





Luego me hice mayor y un día viendo el "Discoplay" me pedí el "Breakfast in America", que también conservo con su fundida de plástico y todo, porque a mí me gustaba tener los discos con su fundita y ahora cuando cojo alguno, me gusta la "liturgia" de sacarlo de su funda, sacar el disco de la cajita de cartón y, porque no funciona el giradiscos, pero eso de pasarle el "quitapelusas" antes de escucharlo también era bonito, como el sonido de la aguja hasta que empezaba la primera canción.

Me callo ya porque me estoy poniendo demasiado nostálgico. ¿Será la Crisis? ¿What Crisis?



Y la versión completa del Another Man's Woman.

lunes, 6 de octubre de 2008

La boda de "Pakino"





Pie de fotos: los protagonistas (junto a los huevos fritos); los protagonistas con los padrinos; mi hermano, Mónica y Manu; el amigo Rafa y mi amiga la Canon 450D; Rocío, Paquita y Manu; María José, Pakino, el arroz,...; los "Javis" (Pedrero, González y Corzo), sus respectivas, Manu, Mónica y Miguel; los verdaderos protagonistas, junto a los novios: los huevos fritos, con el lomito y el choricillo; el desayuno del día después, tostadas como barcas de aceite y tomate (yo estoy en todas detrás de la cámara, en este caso, la nikon compacta digital).

RELATO DE LOS HECHOS

Eran las 6:00 de la "madrugada" y el despertador comenzó a gritar. No es que me importe madrugar, pero a una hora decente, a partir de las 8:00, por ejemplo, pero levantarse antes es inhumano. En esos momentos, ajeno a todo, Yako dormía plácidamente en casa de la mía mamma, seguramente a los pies de la cama de mi hermana Geli.

Mi Manu y yo habíamos quedado a las 7:00 en recoger a mi hermano y a Mónica, por lo que no había más remedio que incorporarse, pues quedaban casi 330 kilómetros hasta Andújar y la boda comenzaba a las 12:00. Las ganas, en esos instantes, eran mínimas, pero habíamos adquirido el compromiso de asistir y no podíamos fallar. Así que, como cuando estás pasando un mal momento y recibes un sms cariñoso de un amigo/a, un cafelito recién hecho nos puso las pilas y a las 7 y pico ya íbamos camino de Jaén.

A la boda no le faltó detalle: desde el cura argentino presuntamente trucha hasta la fuente de la que manaba chocolate que hizo las delicias de más de un goloso/a; desde los 35 platos del buffet (los conté) a los huevos fritos con lomito y chistorra de las diez de la noche; de la botellita de vino extremeño a la de aceite jienense como regalo de los novios, de los lloros de la madrina emocionada que "pierde" al pequeño de la familia a la locura colectiva (ya clásica) cuando suena el "ná na na ná, na na na ná,..." del "I will survive" de Gloria Gaynor.

Reconozco que me lo pasé pipa. No necesité de cubatas de esos que dejan el botellín de cola casi lleno, ni "empazurrarme" de cerveza, ni berbeme la cosecha del 2007,..., ni "cartones", ni tripis, ni "maría", simplemente me sentí muy a gusto desde el primer momento y eso que no conocía al 90% de los invitados.

A poco de empezar el buffet mi amigo Rafa, hermano de Pakino, depositó en mí su confianza materializada en una flamante Canon 450D sin estrenar. Insisto, pipa, pipa me lo pasé, como un día de Reyes cuando era pequeño, como un niño con la equipación de Raúl, como el primer beso de la primera novia, así me sentía en aquellos momentos. ¡Y sin carrete y con una memoria de 4Gb!, así que comencé a disparar, desde los novios a la cortadora de jamón, todos quedaron inmortalizados en las 400 y pico fotos que marcaba la cámara cuando se la devolví a sus dueños.

Disfruto haciendo fotos a la gente, pero son fotos sin ninguna pretensión artística, sólo quiero congelar los buenos momentos, las pequeñas cosas. Por eso me gustan las fotos cuando los retratados desconocen que los estoy apuntando con la cámara. Echaba en falta mi objetivo de 300mm, capaz de acercar al más lejano, pero esa sensación de disponer de un carrete sin fin nunca la había tenido.

Me gusta disparar a los críos, porque ellos no se preocupan de cómo poner la boca, de si tienen que decir treinta y tres o patata o de si el pelo lo tienen de esa manera o de otra. Así que su gesto, su expresión, es natural, no les preocupa mirar a la cámara, su mirada es trasparente y por eso siempre salen bien. Me fijé en una cría con unos ojos preciosos, quizá un poco tristes, quizá un pelín saltones (¿a lo María de Medeiros?) , pero a mí me pareció preciosa. Me corté un poco de hacerle más fotos, pues al no conocer a los padres me dio apuros, por todo el tema que hay con las fotos a menores, pero me encantó una que le hice de perfil mientras observaba atentamente a los novios.

Así que me perdí gran parte del buffet por culpa de la Canon, pero luego me rehíce y en el almuerzo dejé el pabellón en lo más alto: me lo comí todo, pero todo todo, como Dios manda, era lo menos que podía hacer para agradecerle a la familia el que me hubiese invitado. No podía defraudarles y eso hice, desde las gambitas a la pluma ibérica (¡ríete de la pluma del cura!) pasando por un excelente sorbete de manzana, desde el vinito blanco al Pedro Ximénez, pero, eso sí, todo con moderación, sin repetir, que tampoco había que tirar por la ventana los últimos días de esfuerzo por recuperar una línea cóncava que hace años se convirtió en convexa y que ahora me acompaña por debajo de las tetillas.

Emocionante fue el baile de los novios ante la atenta mirada de los invitados y digo emocionante no porque María José y Pakino fueran Ginger y Fred (solo de nombrar a Fred me entran ganas de ponerle media suela de metal a los zapatos), sino porque los invitados se contagiaron de las lágrimas de Paquita y Rocío, madrina y hermana del novio, que los observaban con una emoción mayor incluso que la mía cuando el gol de Mitjatovic en la séptima o el de Zidane en la novena. Tengo ganas de ver estas fotos para contar cuántos lloraban a moco tendido.

Y en esto llegaron los huevos. Todo el mundo estaba expectante, pues nadie pensaba que a las nueve y pico de la noche la gente iba a tener ganas de seguir comiendo. Pues sí, la gente come y bebe lo que le eches. Aparecieron primero los platos de jamón y, a continuación, los montaditos de lomo prometidos. Como yo me seguía sintiendo en deuda con la familia por su invitación, no pude menos que dar buena cuenta de todo lo que por allí pasaba, pero, eso sí, en ningún momento dejé la cámara, como un profesional, como si se tratara de un corresponsal de guerra, veía los platos acercarse a través del visor de la cámara y, sin temblarme el pulso, ayudaba a aliviar el peso de la bandeja a la camarera de turno.

No recuerdo lo que sonaba en esos momentos en la pista de baile, pero hubiera quedado de p.m. que el "diyei" hubiese resucitado a Freddie Mercury con el "Show must go on" , se hubiesen apagado las luces y se hubiesen encedido bengalas (hubiera quedado de lo más friki) para acompañar la salida de los esperados huevos fritos con lomito y chorizo que hicieron las decilias de más de uno, entre los que me incluyo, para a continuación haber pinchado el "We are the champions" como final a un día largo pero en el que todo resultó perfecto.

Pero no debo terminar este relato sin mencionar los besos que me dio Rafa cuando me marchaba. No voy a entrar en si besa de una manera o de otra, sólo resaltar el hecho de que la emoción que estaba viviendo por todo lo que la boda de su hermano significaba para ellos y por lo bien que todo estaba saliendo le hizo saltarse el "abrazo varonil" y plantarme dos besos mejilleros casi sonoros, casi parecidos a esos besos de abuela, esos besos de pueblo de Blanca Portillo que vimos en "Volver", pero fueron besos sentidos, besos de un amigo y reconozco que me gustaron, aunque, a día de hoy, la pluma que más me gusta es la de cerdo ibérico, y, a ser posible, con huevos fritos.

Edito esta entrada para decir que acaba de traerme el cartero la invitación para la gala de "Extremeños de HOY 2008" del próximo martes, que me manda mi amigo Antonio. Pues que se vaya preparando, que en cuanto termine la entrega de premios y se venga con nosotros a tomar una cervecita le voy a plantar un par de besos de pueblo como los de Rafa, que ya está bien de tanto apretón de manos y de tanto abrazo, cada vez más lejanos, por culpa de las barriguinas.



El gran Freddie:



El gran Fred. Casi nadie conoce mi habilidad con el claqué, pese a estar tan mal dotado para el baile. ¡Tiempos aquellos que veía estos musicales en casa de mis abuelos y se movían mis pequeños "pieses" al ritmo de Fred!

jueves, 2 de octubre de 2008

"MIEDO" (y se cierra la trilogía)

MIEDO
M-Clan

Para empezar
diré que es el final
no es un final feliz
tan sólo es un final
pero parece ser que ya no hay vuelta atrás.

Sólo te di
diamantes de carbón
rompí tu mundo en dos
rompí tu corazón
y ahora tu mundo esta burlándose de mi.

Miedo
de volver a los infiernos
miedo a que me tengas miedo
a tenerte que olvidar.

Miedo
de quererte sin quererlo
de encontrarte de repente
de no verte nunca más.

Oigo tu voz
siempre antes de dormir
me acuesto junto a ti
y aunque no estás aquí
en esta oscuridad la claridad eres tu.

Miedo
de volver a los infiernos
miedo a que me tengas miedo
a tenerte que olvidar.

Miedo
de quererte sin quererlo
de encontrarte de repente
de no verte nunca más.

Ya se que es el final
no habrá segunda parte.
Y no se cómo hacer para borrarte.

Para empezar
diré que es el final.

Miedo
de volver a los infiernos
miedo a que me tengas miedo
a tenerte que olvidar.

Miedo
de quererte sin quererlo
de encontrarte de repente
de no verte nunca más.

Y aquí en el infierno
oigo tu voz.

Con esta canción se cierra la trilogía de M-Clan del blog: Miedo, Roto por dentro y Me estás atrapando otra vez, con Ariel Rot.



miércoles, 1 de octubre de 2008

El entierro prematuro

"Ser enterrado vivo es, sin ningún género de duda, el más terrorífico extremo que jamás haya caído en suerte a un simple mortal...

Cuando reflexionamos, en las raras veces en que, por la naturaleza del caso, tenemos la posibilidad de descubrirlos, debemos admitir que tal vez ocurren más frecuentemente de lo que pensamos. En realidad, casi nunca se han removido muchas tumbas de un cementerio, por alguna razón, sin que aparecieran esqueletos en posturas que sugieren la más espantosa de las sospechas.

La sospecha es espantosa, pero es más espantoso el destino. Puede afirmarse, sin vacilar, que ningún suceso se presta tanto a llevar al colmo de la angustia física y mental como el enterramiento antes de la muerte. La insoportable opresión de los pulmones, las emanaciones sofocantes de la tierra húmeda, la mortaja que se adhiere, el rígido abrazo de la estrecha morada, la oscuridad de la noche absoluta, el silencio como un mar que abruma, la invisible pero palpable presencia del gusano vencedor; estas cosas, junto con los deseos del aire y de la hierba que crecen arriba, con el recuerdo de los queridos amigos que volarían a salvarnos si se enteraran de nuestro destino, y la conciencia de que nunca podrán saberlo, de que nuestra suerte irremediable es la de los muertos de verdad, estas consideraciones, digo, llevan el corazón aún palpitante a un grado de espantoso e insoportable horror ante el cual la imaginación más audaz retrocede.

No conocemos nada tan angustioso en la Tierra, no podemos imaginar nada tan horrible en los dominios del más profundo Infierno. Y por eso todos los relatos sobre este tema despiertan un interés profundo, interés que, sin embargo, gracias a la temerosa reverencia hacia este tema, depende justa y específicamente de nuestra creencia en la verdad del asunto narrado. Lo que voy a contar ahora es mi conocimiento real, mi experiencia efectiva y personal..." Edgar Allan Poe

¿Por qué esto ahora? Porque el domingo, subido a la bicicleta estática, cogí el libro "Cuentos I" de Edgar A. Poe, traducido por Julio Cortázar, y releí este breve relato sobre el miedo a ser enterrado vivo. A este libro, cuyas hojas se han ido oscureciendo con el paso del tiempo, le tengo mucho cariño, es una de "mis pequeñas cosas", porque fue uno de los primeros que libremente me compré (1984) y que recuerdo que fui devorando relato a relato.

"William Wilson", "El pozo y el péndulo", "Manuscrito hallado en una botella", "El gato negro", "El retrato oval", "El corazón delator", "El tonel de amontillado"..., algunos no recuerdo muy bien de qué trataban, pero si recuerdo que estaban impregnados de la época y de la vida que le tocó vivir a Poe.

Quizá el mejor cuento es la propia biografía que escribe Cortázar al inicio del libro que, por momentos, te hace dudar si es real o es ficción lo que está narrando.

Lo dicho, una de esas "pequeñas cosas" que te acechan detrás de la puerta, que te tienen tan a su merced como hojas muertas...