jueves, 4 de diciembre de 2008

Foto (IV)

Han pasado 17 años, 17, que se dice pronto. Esta foto se hizo un 22 de julio de 1991 en Amsterdam, camino de Copenhague y casi no me reconozco (ni a los que están conmigo).

Primero, por los vaqueros "anchitos" que gastaba y después por lo que parece una prominente barriga cuando yo en esa época todavía mantenía la línea recta, por lo que adivino que debajo de la camiseta llevaba una moderna riñonera, pues observando a los demás me imagino que debía estar muy de moda en esos años, como las zapatillas, los tenis-deportivos que llevábamos los cinco.

Desde luego si hay una palabra que defina nuestro estilismo es: matones. Estábamos matones, pero visto diecisite años después, porque supongo que en 1991 era lo normal, lo que había en Galerías Preciados o en El Corte Inglés.

Lo que no es muy normal es el bañador que llevaba Rafa y no lo digo por el estampado, sino porque ahora me pregunto qué hacía en Holanda con traje de baño. Vale que era julio y la temperatura era suave, pero un chandita o un vaquerito quizá hubiera sido más apropiado.

Otro detalle es el de los "jerseles" anudados a la cintura. Menos mal que no les dio por anudarlos al cuello, que entonces más que un Inter-Rail hubiera parecido que habíamos ido a un congreso del PP.

El que iba bien pertrechado era Julio. No sólo llevaba riñonera, también tenía espacio para colgarse del cinturón una más que generosa funda de la cámara de fotos. No se aprecia en la foto, pero quiero recordar que también llevaba un machete, una cantimplora y unas pastillas potabilizadoras. Fuera de coña, lo que si llevaba escondido en ese cinturón de Coronel Tapioca era un puñado de marcos alemanes y no recuerdo si más divisas, por si pasaba algo (y al final pasó).

De Antonio y Mª José poco puedo añadir. Además de ir conjuntados, seguían el estilismo del grupo, aunque los vaqueros eran cortos y los calcetines largos, por encima del tobillo, casi rodilleros, no como los de ahora que apenas sobresalen de las zapatillas. Lo que sí me estoy fijando es en el gesto de Mª José, entre empujándolo y sujetándolo para que no se caiga al canal, como dudando entre si "lo tiro o me lo llevo de vuelta a Badajoz".

Lo que está claro es que en estos diecisiete años hemos experimentado notables cambios físicos y nuestras vidas también han cambiado bastante, pero pese al tiempo transcurrido todavía puedo decir que los cuatro son mis amigos, y de los buenos, de los que guardo muy buenos recuerdos de ese viaje en tren por Europa con poco dinero, mucha ilusión y mucha curiosidad por lo que nos íbamos a encontrar, porque entonces ni existía Google, ni youtube, ni los blogs, ni el euro, todo fue muy improvisado y todo resultó perfecto.

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