martes, 20 de enero de 2009

El Superintendente Vicente

El viernes pasado me tomé un (*) Coca Cola en Trujillo, camino de los madriles, no fuera ser que me hicieran soplar o pusiera en peligro nuestras vidas y las del resto de conductores de la A-5 por tomarme una cañita Mahou.

El sábado, a las ocho de la tarde, al salir de la Feria, me tomé una copa de cerveza Kaliber en un Vips cercano a IFEMA, no fuera ser que me hicieran soplar o pusiera en peligro nuestras vidas y las del resto de conductores de la M-40 por tomarme una cañita Estrella Damm.

El domingo me tomé una cafelito en Xanadú antes de partir para Badajoz (con una palmera de chocolate, todo sea dicho), no fuera ser que me hicieran soplar o pusiera en peligro nuestras vidas y las del resto de conductores de la A-5 por tomarme una cañita Staropramen.

El lunes me entero que el Superintendente Vicente de la Policía Local de Badajoz provocó de madrugada un accidente al ir en sentido contrario por una rotonda, chocando frontalmente con otro coche cuyos ocupantes resultaron heridos. El "Súper" dio positivo, pero no por una cañita o por una palmera de chocolate, dio entre 0,80 y 0,90, el triple de lo permitido.

El mundo al revés, el que supervisa los controles de alcoholemia en la ciudad (las Navidades pasadas por poco me pillan a la altura de Correos, después de haberme tomado unas cañas con el amigo Mata) dando positivo y poniendo en peligro la vida del resto de ciudadanos, porque todos sabemos que a las rotondas se entra como se pueda y se sale cuando te dejan, pero de ahí a cogerla en el sentido de las agujas del reloj.

Y hablando de cervezas...



Y hablando de fines de semana...



(*) Sí, está bien dicho, UN coca cola, UN fanta,...

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