viernes, 6 de febrero de 2009

De El Día de la Marmorta a Revolutionary Road

El lunes 2 de febrero, como todos deberíamos saber, fue el Día de la Marmota. ¿Y qué predijo este año la marmota Phil? Por lo visto no se vio la sombra al salir, lo que se traduce en 6 semanas más de crudo invierno y, visto lo visto, parece que esta vez acertará no sólo en Punxsutawney (Pensilvania), sino también en España, porque vaya invierno frío y largo que llevamos.

Me imagino que nuestra querida ministra Magdalena Álvarez habrá leído la noticia y habrá avisado a los equipos de emergencia para que estén alerta y, sobre todo, el próximo 21 de febrero, no sea que al final pasemos el puente de Carnavales en la T4.

El jueves 5 de febrero, ayer, regresamos al cine. Hacía tiempo que no íbamos y ya apetecía ver una "peli" en pantalla grande: "Revolutionary Road", de Sam Mendes ("American Beauty"), con Leonardo Di Caprio y Kate Winslet.

Pues no sé si fue el kebab, la Coca-Cola o el desarrollo de la película, el caso es que hacía tiempo que no me quedaba con esa sensación agridulce, entre buena y mala, no sé, una sensación distinta a la habitual.

La película creo que me gustó y digo creo por la sensación que me dejó. El macho de la pareja que estaba sentada detrás de nosotros, al aparecer los títulos de crédito, maldijo en voz alta a los críticos y juró en hebreo que nunca mais se hará caso de ellos, por lo que deduje que a él no le gustó nada.

Definitivamente creo que a mí sí me gustó, lo que ocurre es que quizá no sea el mejor momento para ver una película con esa temática, tratada de forma tan cruda, con unas interpretaciones muy buenas tanto de Di Caprio (a veces con cara de niño de bueno, a veces con cara de marido fuera de sí) como de la Winslet, con mayor presencia que su pareja. Reconozco que tengo cierta debilidad por ambos. Ella me gustó mucho con Jim Carrey en "Olvídate de mí", donde Carrey no hace de Carrey.

Me gustó la intervención del hijo de los vecinos, de visita al salir del psiquiátrico y que demostró ser el más cuerdo de todos y el "pepito grillo" de la pareja.

También me encantó la ambientación, el vestuario y algunas imágenes, como cuando Di Caprio coge el "cercanías" para ir al trabajo, la salida en tropel de todos los maridos enchaquetados, los pantalones a lo julianmuños y las corbatas estrechas de nudos minúsculos. Y la escena en la playa, con esos "meybas" años 50 y esos trajes de baño tan poco favorecedores y con tanta tela.

En definitiva, que el quiera que la vea, aunque a más de un cuarentón le hará reflexionar más de una vez sobre aquellos sueños y aquellas aspiraciones que tenía cuando acababa de comenzar en la Universidad y disfrutaba de unas vacaciones de maestro y vivía como un cura en casa de sus padres.

Y como me dijo mi querida esposa ayer, a las 2:00 de la madrugada cuando la desperté porque recordé que el lunes fue el día de la marmota: "a la marmota, si la veo yo, la despellejo". Pues eso.








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