Mentiría si dijera que me acabo de incorporar al trabajo con las pilas cargadas y con energías renovadas después de mis quince días de vacaciones. Pues no, las pilas hace tiempo que no las miro y de energías renovadas o renovables, pues como que tampoco. Lo que sí noto es cierta presión en la cintura del pantalón, seguramente porque llevaba más de dos semanas con camisetas y polos "por fuera" y con pantalón corto con elástico lateral y, al menos, media docena de bolsillos. También noto cierta presión en los zapatos, normal si tenemos en cuenta los días que llevo con zapatillas y chanclas.
Por lo demás, todo lo he encontrado como lo dejé, es decir, las bandejas con papeles, el PC, la impresora, 179 correos no leídos (el 95% spams de Viagra y Casinos, ¿sabrán también mi edad? que me envían gente como Rosalind Lester o Ashlyn Patel o Royal Casino ¿?),..., todo a excepción de la ya habitual desaparición de mi calculadora, que misteriosamente emigra en vacaciones a la mesa de los comerciales, y del montoncito de cartas acumulada en 15 días y que me dispongo a abrir esta mañana.
Lo que sí he conseguido, un año más, es dejar pasar el tiempo durante estas vacaciones. He terminado un libro ("El Mundo Amarillo", el listón lo puse bastante bajo, lo reconozco, eran pocas páginas) y he empezado otro ("Ventanas de Manhattan"), he leído El País y otro periódico (La Voz de Almería, Marca, El Mundo,...) a diario, un sudoku al día en la playa para ejercitar la neurona, nuevas presentaciones de fotos con nuevas músicas en el portátil, he recuperado fotos antiguas de las que hacía con la Canon Eos y tengo en papel o diapositivas, sólo he visto una película que tenía ganas de volver a ver ("Sueños de Seductor", de Woody Allen, que conseguí ver acompañado de mi Manu en la terraza de la habitación del hotel, una madrugada de agosto, y que le gustó pese a la resistencia mostrada al principio), varios capítulos de la última temporada de Mujeres Desesperadas (me encanta la voz en off del principio y del final de cada capítulo narrando lo que pasa dentro de las casas de Wisteria Lane), he disfrutado de las aguas en su punto del Cabo de Gata, de la cervecita fresquita, del heladito, de los puestos de ¿artesanía? de la playa y del cuento que tienen los hippies argentinos que los regentan,..., en definitiva, nada especial, pero lo justo para desconectar durante unos días.
Para eso están las vacaciones y qué mejor que combinar unos días en una zona de playa tranquila con otros en un pueblo pequeño fronterizo con Portugal, donde lo único que puedes hacer es salir con tus cuñados a tomar las cañitas al mediodía y por la noche, comer buena comida casera y pasar el tiempo con la familia.
Aunque también echo un poco de menos el preparar la trolley cabina y escaparme cinco días a alguna ciudad europea. Este año tocaba Florencia y Roma, pero guardaremos los apuntes y la guía para más adelante, aunque todavía no descarto una escapada a Dublín o a Berlín antes de final de año, que para eso me quedan unos días más de vacaciones.
Porque el viaje a Lisboa de junio me supo a poco y me traje una imagen bastante mala de la ciudad. No sé si sería el día, el estado de ánimo, el que fuera muy improvisado,..., no sé, pero tengo que volver pronto a Lisboa porque hay que cambiar ese recuerdo por el que tenía de anteriores visitas. Así que hay que regresar pronto (ahora tenemos el puente del Día de Extremadura) y volver a disfrutar de esos rincones con encanto de la ciudad y descubrir sitios nuevos, porque me traje una sensación bastante triste de Portugal.
Ya sé que lo extraordinario hubiera sido traerse una imagen alegre, porque Portugal siempre lo he relacionado con tristeza, melancolía, ritmo lento, decadencia,..., pero creo que esa misma dejadez es la que siempre me ha gustado de este país.
Ahora estaré unos días "de rodríguez" (qué añeja y caduca suena esta expresión) o de "temporary single" que suena más actual, así que tengo preparadas unas películas para estas noches que pienso ver solo, acompañado quizá de alguna cervecita o alguna tarrina de helado (¿de yogurt? ¿de choco con trocitos de chocolate?), eso sí, después de haberme dado una buena caminata con el iPod para soltar lastre y de haber sacado un ratillo a mi perro.
¿Que qué películas?
Pues este verano tengo mono de Bogart. Hace años vi casi todas sus películas, sobre todo las de cine negro: Casablanca, Horas Desesperadas, Sabrina (ainsss! con Audrey Hepburn), El Motín del Caine, La Reina de Africa, El Halcón Maltés,..., pero las que tengo ganas de volver a ver es Tener o no tener (con sus diálogos y su química con Lauren Bacal) y El Sueño Eterno (donde hace el papel de Philip Marlowe, detective duro de los de antes, con dos coj..., sin coreografías saltarinas tipo Chaki-Chan o como se escriba). Supongo que para más de uno será un plan más que aburrido, pero a mí me da igual y más teniendo en cuenta que tus amigos están fuera, que a esas horas no juega la selección de baloncesto y que Nadal ya no está en Pekín). Y para el jueves, si no hay cambio de planes, tengo dos que ya veré dependiendo del estado de ánimo: Extraños en un tren, de Alfred Hitchcock, basada en una novela de Patricia Highsmith o Lost in Translation, que ya he visto un montón de veces pero que me gusta más cada vez que la vuelvo a ver: las imágenes de Tokyo y los protagonistas con la banda sonora de fondo, los momentos de diálogos entre Scarlett y Bill Murray, los "momentos Suntory", los momentos karaoke, la despedida,..., porque para ver lo que está en la cartelera de Badajoz, pues mejor me quedo en casa.
Por lo demás, todo lo he encontrado como lo dejé, es decir, las bandejas con papeles, el PC, la impresora, 179 correos no leídos (el 95% spams de Viagra y Casinos, ¿sabrán también mi edad? que me envían gente como Rosalind Lester o Ashlyn Patel o Royal Casino ¿?),..., todo a excepción de la ya habitual desaparición de mi calculadora, que misteriosamente emigra en vacaciones a la mesa de los comerciales, y del montoncito de cartas acumulada en 15 días y que me dispongo a abrir esta mañana.
Lo que sí he conseguido, un año más, es dejar pasar el tiempo durante estas vacaciones. He terminado un libro ("El Mundo Amarillo", el listón lo puse bastante bajo, lo reconozco, eran pocas páginas) y he empezado otro ("Ventanas de Manhattan"), he leído El País y otro periódico (La Voz de Almería, Marca, El Mundo,...) a diario, un sudoku al día en la playa para ejercitar la neurona, nuevas presentaciones de fotos con nuevas músicas en el portátil, he recuperado fotos antiguas de las que hacía con la Canon Eos y tengo en papel o diapositivas, sólo he visto una película que tenía ganas de volver a ver ("Sueños de Seductor", de Woody Allen, que conseguí ver acompañado de mi Manu en la terraza de la habitación del hotel, una madrugada de agosto, y que le gustó pese a la resistencia mostrada al principio), varios capítulos de la última temporada de Mujeres Desesperadas (me encanta la voz en off del principio y del final de cada capítulo narrando lo que pasa dentro de las casas de Wisteria Lane), he disfrutado de las aguas en su punto del Cabo de Gata, de la cervecita fresquita, del heladito, de los puestos de ¿artesanía? de la playa y del cuento que tienen los hippies argentinos que los regentan,..., en definitiva, nada especial, pero lo justo para desconectar durante unos días.
Para eso están las vacaciones y qué mejor que combinar unos días en una zona de playa tranquila con otros en un pueblo pequeño fronterizo con Portugal, donde lo único que puedes hacer es salir con tus cuñados a tomar las cañitas al mediodía y por la noche, comer buena comida casera y pasar el tiempo con la familia.
Aunque también echo un poco de menos el preparar la trolley cabina y escaparme cinco días a alguna ciudad europea. Este año tocaba Florencia y Roma, pero guardaremos los apuntes y la guía para más adelante, aunque todavía no descarto una escapada a Dublín o a Berlín antes de final de año, que para eso me quedan unos días más de vacaciones.
Porque el viaje a Lisboa de junio me supo a poco y me traje una imagen bastante mala de la ciudad. No sé si sería el día, el estado de ánimo, el que fuera muy improvisado,..., no sé, pero tengo que volver pronto a Lisboa porque hay que cambiar ese recuerdo por el que tenía de anteriores visitas. Así que hay que regresar pronto (ahora tenemos el puente del Día de Extremadura) y volver a disfrutar de esos rincones con encanto de la ciudad y descubrir sitios nuevos, porque me traje una sensación bastante triste de Portugal.
Ya sé que lo extraordinario hubiera sido traerse una imagen alegre, porque Portugal siempre lo he relacionado con tristeza, melancolía, ritmo lento, decadencia,..., pero creo que esa misma dejadez es la que siempre me ha gustado de este país.
Ahora estaré unos días "de rodríguez" (qué añeja y caduca suena esta expresión) o de "temporary single" que suena más actual, así que tengo preparadas unas películas para estas noches que pienso ver solo, acompañado quizá de alguna cervecita o alguna tarrina de helado (¿de yogurt? ¿de choco con trocitos de chocolate?), eso sí, después de haberme dado una buena caminata con el iPod para soltar lastre y de haber sacado un ratillo a mi perro.
¿Que qué películas?
Pues este verano tengo mono de Bogart. Hace años vi casi todas sus películas, sobre todo las de cine negro: Casablanca, Horas Desesperadas, Sabrina (ainsss! con Audrey Hepburn), El Motín del Caine, La Reina de Africa, El Halcón Maltés,..., pero las que tengo ganas de volver a ver es Tener o no tener (con sus diálogos y su química con Lauren Bacal) y El Sueño Eterno (donde hace el papel de Philip Marlowe, detective duro de los de antes, con dos coj..., sin coreografías saltarinas tipo Chaki-Chan o como se escriba). Supongo que para más de uno será un plan más que aburrido, pero a mí me da igual y más teniendo en cuenta que tus amigos están fuera, que a esas horas no juega la selección de baloncesto y que Nadal ya no está en Pekín). Y para el jueves, si no hay cambio de planes, tengo dos que ya veré dependiendo del estado de ánimo: Extraños en un tren, de Alfred Hitchcock, basada en una novela de Patricia Highsmith o Lost in Translation, que ya he visto un montón de veces pero que me gusta más cada vez que la vuelvo a ver: las imágenes de Tokyo y los protagonistas con la banda sonora de fondo, los momentos de diálogos entre Scarlett y Bill Murray, los "momentos Suntory", los momentos karaoke, la despedida,..., porque para ver lo que está en la cartelera de Badajoz, pues mejor me quedo en casa.
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