miércoles, 13 de agosto de 2008

Provocando sueños

La 1:35 de la madrugada, escucho Waitin' on a Sunny Day de Bruce Springsteen y espero a que empiece el partido de la España de Pau ante la Alemania de Nowitzki. No sé si aguantaré despierto hasta las 03:00 horas y si luego podré ver el partido completo o me retiraré antes a mis aposentos.

Mientras me entretengo leyendo un blog y escribiendo en el mío, ¿sobre qué?, pues sobre los sueños.

De pequeño recuerdo que tenía enormes pesadillas que me atormentaban y no me dejaban dormir, sobre todo recuerdo aquella en la que yo era como el muñeco andarín del juego Echocrome de la PSP, caminando siempre por un precipicio hasta caer al vacío. Todavía me acuerdo de lo mal que lo pasaba.

Pero todo se supera y creo que me ayudó bastante el provocar sueños. ¿Y esto que es lo qué es? Pues adoptar la posición fetal y pensar en alguna situación bonita que te gustaría vivir. Por ejemplo, hace muchos años, pese a mi torpeza con el balón, subía y bajaba la banda derecha del Bernabéu como alma que lleva el diablo. ¡Ríete de Sergio Ramos! Era mucho más veloz y tenía un centro como el de Beckham (Ramos utiliza más la uña que el empeine), medido a la cabeza del delantero de turno: Santillana, Hugo Sánchez, Butragueño,..., además siempre jugaba pocos minutos, cuando la cosa estaba complicada y ahí estaba yo, un par de carreras, un par de centros, un par de goles como dos soles, un par de coj... si había que entrarle duro a la estrella contraria y un sueño dulce que me duraba hasta la mañana siguiente.

Pero no sólo le sacaba las castañas del fuego al Madrid en el Bernabéu, también acompañaba a Corbalán, Fernando Martín, Romay, Itu, Robinson, Brian Jackson, Rullán,..., era como el gran Mirza Delibasic, las enchufaba que era un gusto, en suspesión, por no hablar de aquellos contraataques contra los soviéticos del CSK de Moscú o los siempre puñeteros italianos. Daba gusto verme jugar y verme dormir después de aquellos minutos de gloria. Recuerdo vagamente mi salto a la NBA de Magic Jonhson, Kareen A. Jabbar, Larry Bird, Robert Paris, McHale, Worthy, Scott, Cooper,.., yo era de los Lakers, pero con Larry Bird la admiración era mutua (jejeje, me gusta esto último).

Tampoco me defendía mal en la montaña, lo puede asegurar Perico, con esos demarrajes cuando la carretera se empinaba, siempre trabajando para el equipo y para un joven y todavía desconocido Indurain.

¿Y el tenis? Lo que disfrutaba jugando en hierba con una raqueta de madera y haciendoselas pasar canutas a John McEnroe o a Ivan Lendl o a los suecos de la época. ¡Qué tiempos aquellos! Entonces no existía la posibilidad de soñar dando clases a Scarlett, porque Woody rodaba películas como Manhattan, Annie Hall o Hannah y sus hermanas, aunque reconozco que Diane Keaton tenía su encanto.

Así que no sólo de deporte se nutrían aquellos sueños, porque en más de una película me colé y siempre pensaba que si Bogart, bajito y feo, había tenido tanto éxito siendo él mismo, por qué yo no iba a triunfar siendo yo mismo, siendo además un poco más alto y quizá un poco menos feo. Ainss! ¡Qué momentos con Audrey Hepburn en Tiffany & Co!

Con los años los sueños van cambiando, te olvidades del deporte, sobre todo cuando descubres que Zidane o Raúl o Felipe Reyes o Calderón son más jóvenes que tú y eso frustra mucho. Ahora te conformas con viajar, con imaginar situaciones bonitas con las personas a las que quieres o con llegar a la oficina del banco de turno, quitar la hipoteca y decirles con la mirada y los labios de Bogart: "hasta nunca, muchachos".

Pero hay veces que de forma involuntaria sueñas con situaciones que nunca se te ocurrirían, como un sueño que tuve hace poco, en el que me detenía en una calle cualquiera de un sitio cualquiera a contemplar un cartel que anunciaba la nueva VESPA Iris 2, que era una versión renovada (modelo vintage, como se dice ahora) de la amada Vespa Iris de los años 80, que tan feliz me hizo esos años. Todavía pienso cómo pude visualizar en sueños, con todo lujo de detalles, un modelo de Vespa que no existe. Pero lo que todavía me emociona es recordar que me giré para llamar la atención de alguien que venía conmigo y resultaba ser mi padre. Y ahí estaba él, como lo recuerdo siempre, con aspecto saludable, nada que ver como cuando un puto cáncer se lo llevó por delante en un par de meses.


1 comentario:

gelisbeth dijo...

Antes de nada decir que gracias a un cafelito (nada parecido a un frapuccino) y a un poco de cocacola, logré anoche quedarme estudiando hasta las 3:00 y después ver el partido entero, aunque como el sábado contra Wade, Lebron y Kobe tardemos dos cuartos en meternos en el partido lo llevamos claro. Con 25 años y diez meses que consta en mi DNI me empieza a agobiar a mi ver a Ricky Rubio jugar y defender así con 17 añitos, a Amy Winehouse cantar de esa manera con 24 y ver que Scarlett lleva ya tres películas con Woody y nació en el 84, pero bueno... que le vamos a hacer, los años empiezan a pesar. Voy a ducharme y me bajo a currar, por lo menos estoy segura que soy capaz de vender más pulseras de Ciclón que la Winehouse.
Por cierto, se me ha escapao una lagrimina con tu último sueño, ...también aparece en los míos.

Tu hermana pequeña